A veces no siento ganas de regresar a casa. Doy cien vueltas alrededor de un árbol, cuento otra vez las palmeras de la avenida o simplemente me quedo tirada sobre el pasto de la plaza, que es como una gran alfombra verde pintada de flores.
“Regresar a casa es, sobre todo, reencontrarse con uno mismo y descubrir la magia de nuestra singularidad, de nuestro aporte único e irremplazable a esta vida”. Eliana Lucián