Kafka, Franz


Franz Kafka nace en 1883 en el resquebrajado imperio austrohúngaro, hijo de un padre excesivo y una madre incapaz. Contrariado toda su vida por estar en el medio de un cúmulo culturas, todas en cierto modo ajenas y propias a la vez, vivirá siendo un auténtico goy, angustiado, descolocado, solitario, recluido y perturbado.

Logra hacerse de un doctorado en leyes en 1906, en parte obligado por su padre. Luego de trabajar toda su vida en oficios burocráticos, se jubila anticipadamente, en 1922, de su trabajo como investigador de accidentes en una compañía de seguros. Este trabajo le facilitó, en gran parte, los viajes y el tiempo para comprometerse con su oficio literario y atender el estrecho círculo de intelectuales de Praga, en donde participa apasionadamente. Conoce a varias mujeres con las que creará obsesiones románticas que no llegarían a la formalidad, frustrándole enormemente no lograr formar nunca una familia. Muere en un sanatorio cerca de Viena en 1924, luego de luchar contra la tuberculosis por siete años.

En su breve y apasionada existencia, logra escribir decenas de relatos, tres novelas que dejaría mayormente incompletas, diarios, correspondencias, escritos autobiográficos y cartas. Algunos de estos fueron publicados en vida e, incluso, leídos por el mismo Franz a sus pequeños grupos de amigos.

Muchos grandes nombres de la literatura universal se han dado a la tarea de estudiar a Kafka y sus obras. Algunos, al contrario, hablan sobre la imposibilidad de interpretarlas, dado su genio y su totalidad. Con su visión mística y práctica, Kafka logra germinar varias corrientes de pensamiento, tanto literarias como filosóficas y psicológicas. Mucho se ha escrito sobre su relación con la culpa, el deseo edípico, el absurdo, la burocracia y el existencialismo.

A su gran amigo y albacea Max Brod le debemos el desobedecerle a Kafka la orden de destruir todos sus textos e irlos publicando, dándoles pronta notoriedad. Brod llevaría bajo su brazo el total de la obra de Kafka en el último tren que saldría de Praga antes de la llegada de la ocupación nazi, seña finalmente de que el cruel ser humano es inferior al milagro de las artes.
Cirus Sh. Piedra